El asesinato de María Soledad Opazo, tras haber sido vejada sexualmente y apuñalada, conmocionó a todo el país. Ella solo tenía 17 años y pese a que tres hombres fueron encarcelados, años más tarde se demostró que eran inocentes. Posteriormente el caso prescribió sin culpables.
La noche de San Juan en 1989, una joven de 17 años caminaba en el sector norte de Talca, donde habría sido abordada por un grupo de personas, quienes la violaron y asesinaron. La víctima era María Soledad Opazo, quien pese a su corta edad estaba casada y era madre de una niña.
Su cuerpo fue encontrado, al día siguiente, por transeúntes en las cercanías del puente La Calchona, estaba desnuda y con múltiples heridas. Según las primeras investigaciones, la joven habría sido abordada por al menos tres hombres, quienes la atacaron sexualmente y le propinaron 17 lesiones en diversas partes del cuerpo, como su cabeza, cuello, muslos, además de un corte desde la zona pélvica al pecho.
La comunidad talquina y el país estaban consternados con la brutalidad del crimen, pero pese al trabajo policial no se lograba ubicar a los responsables. Hasta que la policía toma detenidos a tres jóvenes, quienes niegan su participación en los hechos. Pero como explica en un reportaje del Poder Judicial, Humberto Sánchez, encargado jurídico del Proyecto Inocentes de la Defensoría Penal Pública, “al cabo de seis meses de ocurrido el hecho son nuevamente detenidos, y esta vez la policía obtiene una confesión en dependencias del cuartel policial”, pero ellos días después se desdijeron y sostuvieron que la confesión fue obtenida bajo tortura.
A pesar de ello, Juan Manuel Contreras, Víctor Osses y José Alfredo Soto fueron sometidos a proceso como autores de homicidio calificado. Y luego de pasar cinco años en la cárcel hasta fines de 1994, se demostró que ellos eran inocentes. Su abogado fue Roberto Celedón.
Debido al error judicial, en su condena, en 1996 los tres inculpados demandaron al Estado en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, logrando el pago de una pensión vitalicia, capacitación laboral gratuita y un acto público para restituir su honra.
SIN CULPABLES
Francisco Pulgar, reconocido perito forense, explica que “para la comunidad maulina siempre se dijo que habían otros responsables y hay elementos que pudiesen permitir postular esa hipótesis, que pudieran tener algún grado de responsabilidad. Que esos jóvenes que son hijos de grandes empresarios de la época podrían haber tenido un nexo y una conexión ¿hubo la voluntad para haber investigado o profundizado esa línea investigativa de que estos jóvenes de familia adinerada con grandes redes de influencia no hubieran llegado a cumplir una condena siendo aún responsables? Eso es lo que hoy está en el ambiente de la comunidad maulina”.
Además Pulgar agregó en entrevista con TVMaule que este “es uno de los crímenes más atroces… y es una deuda que tienen las instituciones policiales de justicia para dar cuenta a toda una comunidad que nadie está por sobre la ley”.
Este caso prescribió sin culpables y dejando la interrogante en la comunidad: ¿Quién asesinó a María Soledad Opazo?