La gran mayoría de los chilenos deben esperar por atención médica, por tener soluciones muchas veces en sus servicios básicos, si hasta para pagar las propias deudas hay que hacer colas interminables en los bancos. Un problema real al que ningún gobierno, ni de izquierda ni de derecha, ha podido dar solución. La gente está aburrida de esperar, y algunos llevan años y aún no pasa nada.
Es el caso que hoy se vive en Empedrado, comuna de nuestra Región del Maule. En esa ciudad 39 familias llevan 20 años esperando tener su casa propia, después de un proceso en que se jugó con su ilusión, con las esperanzas que depositaron en instituciones públicas para lograr el sueño de un hogar propio que, a pesar del esfuerzo y sacrificio que le pusieron, es un anhelo que aún no ven concretado, ya que sus casas presentaron múltiples fallas en su construcción y la empresa desapareció.
El Comité de Vivienda Santa María de Empedrado se siente pasado a llevar, creen que se rieron de ellos y hoy lo único que han recibido son desilusiones de un sistema en el que ya no confían. La realidad actual es que las 39 casas que estuvieron en construcción serán demolidas por una serie de ineficiencias, tanto de la empresa constructora como de los inspectores del Serviu.
Tuve la oportunidad de conocer a la señora Jacqueline Paillalef, presidenta del comité, quien golpeó muchas puertas para ser escuchada, hasta que hace unos días fue visitada por el subsecretario de Vivienda y Urbanismo, quien comprometió recursos para ejecutar un nuevo proyecto y dar solución a estas familias.
Dentro de todo es una buena noticia, pero creo que no era necesario esperar tanto y la obligación de las autoridades de Vivienda y Urbanismo del Maule era poner énfasis en este caso y los demás problemas habitacionales que se presentan en la zona, y no esperar a que de Santiago venga el jefe enseñarles a hacer la pega y a entregar solución a un problema que se debió solucionar hace tiempo.
Las viviendas serán demolidas y habrá un nuevo proyecto, pero quiero hacer un llamado a los servicios públicos pertinentes a que tomen medidas ejemplificadoras en estos casos, y empresas como las que jugaron con la ilusión de estas familias y las personas responsables, nunca más hagan trabajos para entes públicos, también los funcionarios que estaban encargados de inspeccionar las obras nunca más puedan ejercer. Es tiempo de que, de una vez por todas, estas 39 familias al igual que muchas en el Maule y el país, dejen de esperar y esperar.
Senador Juan Castro.