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[Columna] No basta con ducharse en 3

El pasado 22 de marzo, en el marco del Día Mundial del Agua, el Ministerio del Medioambiente lanzó la campaña “Dúchate en 3” que invita a todas las personas a reducir el consumo de agua al interior de los hogares. En el vídeo de la campaña se aprecia a la ministra Carolina Schmidt y un actor de televisión “duchándose en 3 minutos con tan solo 3 pasos”. Además, la titular de la cartera, señala que se debe cuidar el agua, pues la escasez hídrica se ha transformado en uno de los problemas más graves que tiene nuestro país y una de las principales consecuencias del cambio climático. No obstante, creo pertinente abordar algunos puntos no observados que, si no son expuestos y socializados, generan perjuicios a la conciencia y responsabilidad con el medio ambiente que cada ser humano que habita la tierra debiese tener.

Debido a lo anterior, es importante destacar la información que nos entrega Escenarios Hídricos 2030 (basado en Jaramillo y Acevedo, 2017; ver www.escenarioshidricos.cl) al identificar que el agua potable y saneamiento representa un 2% del consumo total del agua (superficial, subterránea y lluvia) en Chile, a diferencia de sectores productivos como el agrícola y el forestal, que corresponden a un 37% y 59% respectivamente.

Por supuesto, que estos datos resultan llamativos y lo primero que podríamos pensar es que entonces la responsabilidad la tendrían las empresas de los rubros ejemplificados y de otros sectores en los que se distribuye el consumo de agua. Si bien aquello es muy certero y debe ser un punto que se debe integrar a la discusión y a las acciones que se puedan realizar para enfrentar la escasez hídrica, debemos considerar además que, se requiere de una mirada sistémica en la que todos los sectores se hagan cargo de un consumo más eficiente. Así se plantea en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ONU), específicamente en lo que dice relación con garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos (Objetivo 6) teniendo como meta “de aquí a 2030, aumentar considerablemente el uso eficiente de los recursos hídricos en todos los sectores y asegurar la sostenibilidad de la extracción y el abastecimiento de agua dulce para hacer frente a la escasez de agua y reducir considerablemente el número de personas que sufren falta de agua” (ONU, 2015; ver https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/).

Entonces, no es suficiente traspasar la responsabilidad a las personas, tratando de generar conciencia individual, cuando lo que se requiere son soluciones colectivas, basadas en principios éticos de solidaridad. Lo que se necesita, y urgentemente, es que los gobiernos y parlamentarios se “hagan cargo”, con las operaciones propias de un sistema político y legislativo, de abordar problemáticas ambientales como la escasez hídrica y cambio climático, entre otros.

Tampoco es, ni será suficiente viralizar una campaña que tendrá un impacto menor, por dos simples razones: (1) no existirá seguridad de que todos “se duchen en 3 minutos” o que sean más consientes, y (2) no son medidas que transformen sustancialmente la situación actual del agua en Chile, pues Chile enfrenta una realidad bastante más compleja. Lo que se nos plantea es una acción particular y estandarizada (una expresión más del individualismo) que invisibiliza la diversidad de los territorios de nuestro país. Ante ello, hay que tener en perspectiva que “Chile tiene una marcada heterogeneidad hídrica. Mientras en la zona norte del país se presenta una menor oferta de aguas para el abastecimiento de las principales actividades que allí se desarrollan, la zona sur dispone de una mayor oferta del recurso hídrico” (Escenarios Hídricos, 2018, p.5). No olvidemos, solo por mencionar un ejemplo, lo que ocurre en Petorca y la dura realidad que enfrentan a diario quienes habitan ese territorio, allí parece haberse olvidado lo vital que es el agua para la vida humana y no humana, más allá del desarrollo económico productivo.

Por cierto, que es necesario que los gobiernos instalen medidas y políticas públicas para abordar problemáticas ambientales como la crisis hídrica, el cambio climático y otras que son igual de importantes y urgentes, no obstante la invitación es a mirar y configurar decisiones que signifiquen transformaciones sustanciales y que vayan acompañadas de otras decisiones importantes para el país, como la modificación al Código de Aguas y  regulación de la concesión de los derechos de agua, además de seguir mejorando la institucionalidad ambiental, comprendiendo que, el planeta lo habitamos seres, humanos y no humanos, que debiésemos vivir en armonía. Pero para eso, no basta con “ducharse en 3 minutos”.

Pilar Muñoz Figueroa, Trabajadora Social, Mg. Análisis Sistémico aplicado a la Sociedad

Académica de la Universidad Católica del Maule

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